Las tallas de la Virgen del Remolino

A lo largo de los casi mil años de existencia de la devoción a la Virgen del Remolino, han existido numerosas tallas que bien por infortunios o por gustos populares han ido modificándose. Desde la aparición de la original hasta la talla actual del Padre Granda El Molar ha conocido distintas imágenes que a continuación pasamos a detallarte.

LA VIRGEN ROMÁNICA, MAJESTAS O TRONO DE GLORIA.

En los primeros tiempos, la imagen que se oculta bajo la dominación andalusí y que, tras la reconquista, se aparece a los lugareños bajo la advocación del “remolino”, cumple con los cánones del Románico de los S. X al XII, es decir, la virgen aparece coronada sentada como matrona con el Niño en su regazo, que porta el orbe cristiano en su mano. Este tipo de iconografía románica se denomina Majestas o Virgen Majestad, aunque técnicamente atiende al tipo de Iconografía denominada Kyriotissa, también llamada Panagia Nicopoia, atribuida a un modelo pintado por S. Lucas que pasa a Occidente, donde alcanza especial difusión en el románico.

La iconografía de la Virgen del Remolino como “Virgen Majestad”, dura hasta 1552, fecha en la que se realiza una nueva talla más acorde a los tiempos, ya que la anterior no debía estar en muy buen estado ni era del gusto de la época.

VIRGEN RENACENTISTA, PRIMERA DE PROCESIONAR

La siguiente imagen que llega a El Molar en 1552, es un encargo a Juan de Maeda, discípulo de Diego de Siloé, que esculpe una imagen en madera policromada de Iconografía denominada Virgen Madre, que se muestra sosteniendo al Niño en su brazo izquierdo, generalmente, señalándole con la derecha que cruza ante el pecho, al mismo tiempo que mira al espectador. Es la Virgen que señala el camino de la salvación y de la vida. Este tipo se difunde en Occidente en la primera etapa del periodo gótico, manteniendo en principio la corona, que pronto desaparece. Hay en ella un cierto aislamiento y solemnidad que la distingue del carácter más humano y sentimental, técnicamente atiende al tipo iconográfico denominado Hodigitria, que también parece tener su origen en un icono nuevamente atribuido a S. Lucas, que consta recibió culto en Constantinopla desde el s. V hasta 1453, en que fue destruido.

En 1564, con la introducción de los preceptos Conciliares de Trento, a fin de que la imagen procesione y cumpla con el fin de catequizar con las imágenes para mayor gloria de Dios, se realizan en la imagen cambios sustanciales, lo primero es adaptar la imagen para ser portada en andas, posteriormente se le incluye un conjunto de ángeles portando azucenas, media luna y serpiente a los pies, y las estrellas y el resplandor tal y como indica la iconografía que se inspira en el texto del Apocalipsis de S. Juan, y en algunos Beatos mozárabes (V. MOZÁRABES II), o en la Letanía Lauretana que, con posterioridad, dan origen al tema de la Inmaculada en otras imágenes. Esta iconografía, aunque con pequeñas variantes, es la que se ha mantenido hasta nuestros tiempos.

VIRGEN BARROCA, DE “MIRIÑAQUE” O DE VESTIR

En 1755, con el fin de poder vestir a la Imagen, se encarga una modificación de la talla de la Virgen a Fernando Ortiz, quien adapta la anterior imagen a los usos y gustos del S. XVIII. Así surge una virgen de “miriñaque” con la cara, manos y niño de la anterior, pero nuevo cuerpo articulado para facilitar el poner las vestiduras. Es en este momento cuando se le incluyen 3 potencias al niño que, junto con el orbe cristiano en la mano, simbolizan el poder real y divino del niño Dios. Igualmente se crea un nuevo conjunto de ángeles para procesionar con la Imagen. A partir de entonces la virgen viste de Blanco, coronada y con resplandor de 12 estrellas que simbolizan a las 12 tribus de Israel, y se prende en el vestido la media luna a los pies. Inicialmente se le pone toquilla sobre la cabeza, aunque años después se le pone también pelo natural, esta tradición de utilizar pelo natural se mantiene hasta nuestros días.

En 1772, años después de que el Rey Carlos III le regale a la Virgen un Manto azul celeste, también le impone al niño una banda, símbolo de la orden que crea el año anterior y como agradecimiento de la Bula que El papa Clemente XIV, el 21 de febrero de 1772 reconoció a la Orden, otorgando beneficios religiosos, tanto a la misma como a sus integrantes, reconociendo al Gran Maestre toda la capacidad para disponer en materia religiosa sobre los miembros, incluso la absolución y la bendición apostólica. Desde entonces, y hasta los años 70 del S. XX, el niño porta una banda a juego con el manto de la virgen que, con motivo de la coronación canónica, en 2014 se recuperó hasta nuestros días.

El fatídico incendio que se produce en la ermita de la Corneja, en las fiestas de 1896, a causa de una vela mal apagada que prende las vestiduras de la virgen, hace que esta se destruya casi en su totalidad, salvándose la cara y manos de la virgen y el niño. Con estos restos, se lleva a reconstruir la imagen al taller de Vallehermoso que Daniel Zuloaga tiene en Madrid, por Indicación de Dª. Ramona Goicoechea, señora de Murga, que sufraga los gastos de restauración, aunque nuca ve la imagen restaurada.

En 1939, ya casi terminada la guerra civil, la imagen es descubierta tras un muro de la ermita por soldados del ejército republicano y es destruida junto al Río Jarama. Al llegar las fiestas y carecer de imagen, se procesiona con un cuadro de la virgen montado sobre las andas de plata y, sobre este, un manto de la virgen.

IMAGEN DE TRANSICIÓN QUE SE PARECÍA A “LIZ TAYLOR”.

En 1940 llega una imagen copia de la anterior, con la cara redonda, una sonrisa hierática, pero naturalista y de maniquí (con piernas) que, debido a su mala calidad, tras la procesión de 1942, se parte en dos, hiriendo a varios vecinos. Esta imagen se rehabilita entablillando las piernas y reforzando la cintura, y se utiliza hasta que en 1949 llega la imagen actual, obra del padre Granda quien, además, regala un nuevo conjunto de ángeles para procesionar.

IMAGEN ACTUAL

Para realizar la imagen de post-guerra, se opta por encargar al afamado sacerdote, escultor, pintor y orfebre D. Felix Granda, la realización de una Virgen Acorde a la Dignidad y Devoción que los molareños profesaban a su patrona. Por ello, el párroco de la época y varios molareños bajaron a Madrid, al taller ubicado en el Hotel las Rosas, en los altos del Hipódromo (actualmente Nuevos Ministerios), a realizar el encargo a uno de los mejores y más afamados escultores religiosos del momento.

Granda no iniciaba ningún proyecto nuevo, sin una explicación detallada de su iconografía a todos los artesanos con los que iba a trabajar. Cada estudio fue dirigido por él y enseñó a los aprendices con clases y conferencias y les dio tiempo para la formación. El escultor José Capuz, Luis Ortega Bru y Juan Vargas Cortés, fueron algunos de los discípulos que recibieron su formación. En 1911, se realizó el Congreso Eucarístico Internacional en Madrid, donde Félix Granda ganó la medalla de oro en la Exposición de las Artes Decorativas.

La imagen actual es “andante”, es decir, está en actitud de caminar, tiene un pie adelantado, también se ajusta a la iconografía de “la presentación”, llevando el niño sobre su brazo izquierdo, a la altura del corazón, (brazo y ubicación a la altura del corazón son muy simbólicas ya que el niño está sentado en el “trono del amor” siendo este señalado con su brazo derecho). La diferencia de alturas de ambos brazos, junto con la pequeña inclinación del niño que, sentado en majestad, parece estar jugando, hace que la imagen adquiera mayor naturalidad, que se acentúa con la mirada serena de baja intensidad que hace que, al igual que ocurre con la obra cumbre de Leonardo da Vinci “La Gioconda”, parezca que siempre nos mira y nos transmite diferentes estados de ánimo, en función de quién y cómo la mire en cada momento. (Cuenta la tradición que, para realizar la cara de la virgen, Granda tomó como modelo a su hermana).

En agradecimiento por el encargo, y para darle mayor gloria a la imagen de nuestra patrona al procesionar, Granda regalo el conjunto-peana de ángeles que tiene la virgen, compuesto dos ángeles mayores orantes de cuerpo entero, tres caras de ángeles alados a los pies, y diferentes querubines pequeños que completan el conjunto.

En la primavera de 1949, en la zona “Las Arrevueltas”, se montó una tienda de campaña para recibir la nueva imagen, vestirla, montarla en sus andas de plata y hacer su entrada triunfal en el pueblo. Desde entonces hasta nuestros días es la imagen titular de la Hermandad.