Desde hace casi 1000 años la sierra madrileña tiene su mirada puesta en esta advocación de la Virgen que ha sabido sobrevivir a los distintos devenires de la historia. Desde su aparición a orillas del Río Jarama, El Molar ha cuidado con mucho celo la devoción y amor a su Patrona. Una Imagen cuya iconografía ha permanecido casi intacta desde que conoció el arte de revestir a la Virgen María. 

La Imagen de la Virgen del Remolino representa a la Virgen María con facciones muy juveniles, casi infantiles. Su mirada frontal parece embobada o extasiada por el Espíritu Santo. En su mano izquierda sostiene al niño Jesús que bendice al pueblo con una mano y en la otra sostiene el orbe del mundo. Esta posición responde a la afirmación del Salmo 44: «De pie a tu derecha está la Reina enjoyada con oro de ofir». La Virgen con su mano derecha señala a su Hijo el Redentor. Esta representación tiene su origen en la iconografía románica de la Virgen Theotokos o  Kiriotissa, como Trono de Majestad de Dios. 

La talla se reviste de ricos ropajes. Diferentes mantos y sayas que enriquecen el mensaje iconográfico y catequizador de esta imagen devocional. De esta forma la Virgen del Remolino se presenta como la Reina de la Creación y poderosa Intercesora ante Dios. Se completa la vestimenta con una peluca de pelo natural bastante largo y abundante peinado de forma rizada que dota a la Virgen de una naturalidad muy característica. Se toca con una de sus coronas de oro que la hacen Reina de toda nuestra existencia.