Coronas y Sobrecoronas
Para empezar y con el fin de entender un poco las descripciones, veamos las partes principales de una Corona:
Las coronas se componen de un canasto cuyo aro reposa sobre las sienes de la Virgen. Del canasto nacen los imperiales que generalmente acaban en una bola que viene a representar el obe del mundo. Alrededor del canasto nace la diadema y la ráfaga o resplandores. Esta última parte viene a representar un halo de luz y rayos que son sinónimo de santidad y poder. Generalmente sobre los rayos de la ráfaga se colocan estrellas en alusión al pasaje del Apocalipsis: «Una Virgen coronada de estrellas».
Coronas de Ermita
Esta corona es de la primera mitad del Siglo XIX, elaborada en filigrana de plata dorada por la Madrileña Joyería Ansorena. En sus orígenes llevaba montadas pequeñas piedras preciosas y semipreciosas (rubíes, esmeraldas, brillantes, etc…) que fueron perdiéndose y expoliadas a causa del incendio de la ermita de la Corneja en 1898, que fue objeto de una primera restauración y merma de las piedras preciosas en el primer lustro del Siglo XX y, posteriormente, en el transcurso de la Guerra Civil, que la dejó inservible hasta que fue restaurada por la anterior Directiva de la Hermandad para volverla a poner en uso y formar parte del Ajuar del Joyero “de poner”, aunque en este caso las piedras preciosas se han sustituido por piezas en cristal de colores. Es de diseño tradicional, manufactura original del prestigioso Joyero Madrileño D. Celestino Ansorena en el año 1848, a semejanza de la Corona Real Española, a semejanza de las coronas que llevaba de tocado la Reina Isabel II en actos oficiales (algunas personas incluso creen que esta corona fue regalo de la mismísima reina). Aro muy sencillo alternando piedras de diferentes colores, con Canasto de orfebrería de filigrana, 8 imperiales y diadema delicadamente labrada y rematada por un pequeño resplandor con ráfagas de rayos ondulantes y 12 estrellas, que se une en lo alto, en el centro, con los imperiales rematados por el orbe y, de él y atravesando la diadema, destaca en lo más alto el triunfo de la cruz.
A semejanza de la corona anterior, aunque con menor trabajo de joyería y orfebrería y ya en metal dorado se mandó realizar una nueva corona más humilde para la Virgen en el año 1899, tras el famoso incendio de la Corneja, ya que la restauración de la Corona de Ansorena y la reposición de las piedras preciosas era mucho más costosa y se optó por realizar una corona similar, aunque de mucha menor calidad, esta se encargó y adquirió en la centenaria tienda de artículos religiosos que ya cita en sus libros D. Benito Pérez Galdós: Sobrinos de Pérez, de la C/ Postas 6. El resultado fue bueno y la corona se utilizó varios años a principios del S. XX, aunque finalmente la restauración de la Corona Isabelina Ansorena fue sufragada por varios benefactores, entre ellos, Doña Ramona Goicoechea, Señora de Murga y Doña María de Cubas Erice, Marquesa de Cubas y Viuda de Aldama. Ambas muy devotas de Nuestra Señora. Tras el expolio acontecido durante la Guerra Civil, en el que despojan de todas las piedras preciosas y brillantes a la Corona Isabelina y la dejan inservible, es cuando pasa a usarse de continuo la corona tradicional, desde el año 39 hasta nuestros días, en los que se alterna esta corona con la Isabelina nuevamente restaurada para estar en la Ermita.
En este caso, la corona es mas sencilla de diseño, aro también alternando diferentes cristales de colores y brillantes, el canasto, ya sin filigrana y decorado con flores de acanto rematadas también con cristales de Colores tiene seis imperiales, se unen en lo alto y rematan con el orbe. Circunda la corona un resplandor a base de 12 estrellas y rayos de diferente geometría y, en lo alto, es rematado por la cruz.
Para procesionar en las fiestas se elaboró una sobrecorona, aureola o resplandor independiente, de filigrana de plata y piedras preciosas, semipreciosas y brillantes a juego con la Corona Isabelina que, al no llevarla puesta durante el incendio de la corneja, duró hasta que fue expoliada en la guerra Civil
En 2019 se ha realizado una nueva corona en metal bañado en plata para poder dar uso al orbe y potencias de plata que se salvaron del fatídico incendio de la Ermita de la Corneja en 1896, con la talla de la Virgen.
Este orbe y potencias se restauraron en 2017 y, desde entonces, la junta de gobierno tenia la intención de realizar una corona de ermita a juego con estas reliquias para que pudieran ser utilizadas por la imagen de la virgen, aunque las potencias se han utilizado para la imagen de “La Borriquilla”. Y fue en 2019, cuando la Familia Pastor Pascual se ofreció a sufragar el gasto de realización de la misma como un donativo de familiar.
Esta corona, de estilo renacentista, ha sido realizada inspirándose en las Coronas de la Reina Isabel I de Castilla “La Católica”, especialmente en la Corona del Reino de Granada que se puede contemplar en el museo de la Capilla Real de la Capital Nazarí. Es una obra de orfebrería, cincelada y repujada a mano, en metal bañado en plata de ley.
Se estrenó para la romería de “el taral” del año 2019, junto con el manto azul y plata “de los ardales”.
Conjuntos de Coronas o Resplandores de Iglesia y/o Procesionar
Tres son los conjuntos de los que dispone en la actualidad Nuestra Señora del Remolino en su ajuar y que luce en la Iglesia cuando esta vestida de Reina presidiendo el altar mayor, con los que ha salido y sale en procesión por las calles de El Molar y de otros pueblos.
En 1949 llega la nueva imagen de Nuestra Señora del Remolino y, con ella, se introducen cambios al ser esta imagen más esbelta, de cara más fina y mejor proporcionada que, junto con las andas de plata estrenadas años antes y los ángeles que regala el Padre Granda de peana para procesionar, hacen que la imagen necesite nuevas ropas (la familia de los churros regala un terno completo) y una corona más “poderosa” que realce la imagen y acompase y armonice el conjunto tan bello. Para ello, Don Diego, el párroco de El Molar de aquellos tiempos, organiza diferentes cuestaciones que, junto con unos pocos fondos de los que disponía la Hermandad, encarga en la madrileña y céntrica tienda de Arte Sacro “Santa Rufina” una nueva corona y resplandor más acorde a la dignidad de la nueva imagen, que se estrenan en el año de 1950. Esta corona, elaborada en metal cincelado a mano y dorado, tiene decoración con reminiscencias bizantinas y la forma ovalada y estilizada de la corona se asemeja a una tiara papal.
La Corona, muy calada, posee un aro ancho sencillo labrado con formas geométricas del que arranca el cestillo realizado con elementos vegetales y geométricos del que, a su vez, nacen los imperiales que alternan dos diseños, por un lado 6 imperiales son elaborados con motivos circulares en cuyo interior están labradas cruces en diferentes formas y tamaños y, por otro lado, 6 imperiales de decoración vegetal que asemejan palmas de diferentes tamaños que se unen y desarrollan desde el cestillo hasta el orbe de remate. La corona es circundada por un resplandor a base de rayos geométricos y 20 estrellas que rematan en lo alto por el orbe y la cruz, sin que exista espacio entre la corona y el resplandor. Por otro lado, a juego con la Corona, se realizó, también en metal dorado, una sobrecorona o resplandor, en cuya cinta interior se puede leer la inscripción elaborada en esmalte azul con la siguiente leyenda: “NUESTRA SEÑORA DEL REMOLINO PATRONA DE EL MOLAR RUEGA POR NOSOTROS”, entre palabra y palabra sobresale, se alterna una decoración vegetal similar a un bulbo. De la cintra nacen ráfagas de rayos flamígeros y 20 estrellas que nacen del centro de los rayos y se asemejan a soles.
A principios de los años 90 del siglo pasado, debido ya a la antigüedad y mala calidad del conjunto de la Corona de D. Diego, la Hermandad decide realizar un nuevo conjunto de Corona y Sobrecorona, de metal noble que vaya más acorde a los tiempos, dignidad y categoría de Nuestra Reina y Señora, para ello se adquiere el conjunto en la tienda de arte sacro de la C/ Esparteros, El Ángel. Esta Corona esta elaborada en plata bañada en oro con esmalte azul, de diseño tradicional, semejante a la corona real española, de inspiración barroca y diseño, manufactura y trazas sencillas. El aro es sencillo, en el que destaca la incrustación del esmalte azul, el canastillo es bajo, de motivos vegetales y geométricos barrocos del que salen 6 imperiales anchos de diseño barroco que se unen rematando en lo alto por una figura de una paloma con las alas abiertas representando el Espíritu Santo.
La sobrecorona o resplandor, a juego con la corona del espíritu santo, también tiene una cinta sobre la cual se ha incrustado esmalte azul y el resplandor utiliza la misma decoración de motivos barrocos geométricos y vegetales simulando las ráfagas, que se alternan con las 12 estrellas que rematan el conjunto, del cual, en lo alto, sobresale el motivo de la santa cruz en el centro. Esta sobrecorona, tal y como lo testifica un grabado que hay en la base de la misma, fue regalada por Doña Perfecta a la Santísima Virgen del Remolino.
La Corona de la Coronación
En un acto como el de la Coronación Canónica que se celebró el 6 de Junio de 2014, año en el que se cumplía el 450 aniversario de la Villa de El Molar y que la Virgen del Remolino salía por primera vez en procesión, Nuestra Señora se merecía una joya a la altura del evento. Por ello, tras valorar diferentes proyectos y presupuestos, la asamblea general ordinaria de la Hermandad celebrada el 2 de febrero de 2014 decidió, por mayoría de votos, mandar hacer tan importante obra a una de las sagas de orfebres sevillanos más famosos y duchos en la realización de coronas de imágenes marianas en toda España, la orfebrería de los Hermanos Delgado López, cuyo proyecto de presea fue el más votado en la citada asamblea.
Estos orfebres sevillanos son autores de obras de gran relevancia a nivel nacional, con especial interés en las obras para la Semana Santa sevillana y andaluza. En su dilatada trayectoria han realizado más de 30 coronas para celebrar la Coronación Canónica de las mejores imágenes marianas españolas. Actualmente están elaborando la presea que Coronará a la Santísima Virgen del Rocío y su Divino Niño para conmemorar el Centenario de la Coronación Canónica de la Reina de las marismas.
La corona es una joya de orfebrería elaborada con 2100 gr. de plata de ley, cincelada a mano y chapada en oro de 24 quilates con tres micras de espesor. El canasto (corona), ovalado, labrado y calado porta en su cartela central el escudo de la Villa de El Molar, en el aro sobre la sien, reza la siguiente frase “atended a nuestras voces, María del Remolino”, oración más antigua que se conoce de la patrona, perteneciente a los gozos de la virgen, del S. XVI. Los imperiales que salen del canasto y que se unen en lo alto con el “Ave María”, emblema de la Hermandad de Ntra. Sra. del Remolino, se elaboran asemejándose a flores de Taray, planta típica del Tarajal o Tarayal (Taral), lugar del Jarama donde se ubica la Ermita de la Virgen del Remolino. Estas flores de taray que conforman los imperiales, salen de jarrones labrados en el propio canasto, dentro del mismo, como si se encontrara dentro de una jaula, se encuentra volando una figura de una paloma con las alas abiertas que es el símbolo del espíritu santo (esta figura se incluyó a la Corona en 2017, donada por una hermana).
El resplandor o sobrecorona, esta también labrado a mano, a una cara. Está compuesto de perchetes barrocos en cuyos óvalos se representan algunas de las más importantes “Letanías Lauretanas de la Virgen” que, de izquierda a derecha son: Reina del Cielo, Rosa Mística, Fuente de Salud, Madre Inmaculada, Arca de la Alianza, Estrella de la Mañana, Torre de Marfil, Espejo de la Justicia, Casa de Oro y Puerta del Cielo.
Entre los perchetes, también labrados se disponen rayos y entrerayos coronados por las 12 estrellas que, según el apocalipsis de San Juan coronan a la mujer que se aparece vestida de resplandor y que, además, representan a las 12 tribus de Israel y a los 12 apóstoles. En lo alto el orbe terráqueo y sobre éste la cruz de la salvación, custodiada por dos ángeles de la gloria.
Entre el canasto y el resplandor, en fino labrado barroco, una cartela o diadema de la que destacan dos altorrelieves de dos arcángeles que soportan el “Ave María”, y que en su conjunto conforman el emblema de la Hermandad. En 2017, a juego con la presea, se realizaron un conjunto de nuevas potencias y orbe para el niño, donados por 3 miembros de la Hermandad, también realizados en el Taller de los Hermanos Delgado López.